miércoles, 2 de mayo de 2012

Marte, un planeta modelado por el fuego

Los científicos han descubierto, gracias a los datos enviados por la sonda 'Mars Express', de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la 'Mars Reconnaissance Orbiter', de la NASA, parte de la historia volcánica del planeta vecino. Los datos enviados durante los últimos cinco años revelan que lo que hay debajo de los volcanes, en la región de Tharsis, es lava que se volvió más densa con el paso del tiempo y también se han descubierto valles esculpidos por la lava. Investigadores de todo el mundo tienen un gran interés en el pasado geológico de Marte porque aún no se tiene la certeza absoluta de que hubiera allí algún tipo de vida en el pasado. De hecho, en la Tierra han encontrado formas de vida que sobreviven en condiciones volcánicas extremas. En el caso de Tharsis, los datos los recogió la 'Mars Express' cuando sobrevoló este abultamiento volcánico a Unos 300 kilómetros de altura y en datos conseguidos por la 'Mars Reconnaissance Orbiter' de la NASA. Esta región se cree que tuvo una gran actividad hace entre 100 y 250 millones de años, relativamente poco en una escala de tiempo geológico. Cuando la sonda europea pasa por encima, se desvía de su trayectoria levemente, y esas perturbaciones permiten medir desde la Tierra la densidad de la corteza del planeta. En esta extensa zona, con un abultamiento importante, se encuentra el volcán más grande del Sistema Solar, el Monte Olimpo, con una altura de 21 kilómetros. La montaña más alta de la Tierra es el Everest, que no llega a los 8,5 km. En línea con él hay otros tres montes más pequeños. Estos volcanes están formados por basaltos, una composición que concuerda con la de los meteoritos marcianos que llega a nuestro planeta. Su densidad, según los expertos de la ESA, revela que la lava que había debajo en un principio era de poca densidad, lo que se relaciona con la existencia de agua, y luego se cubrió con otras basálticas más densas, para luego cubrirse de lavas basálticas de mayor densidad, material que conforma la capa más externa de la corteza marciana. Afloramientos de magma Mikael Beuthe explica, en un artículo en "Journal of Geophysical Research", que las diferentes densidades indican que hubo cambios bajo la superficie de Marte, causados por afloramientos de magma muy caliente desde el interior que se fue desplazando por cada uno de los tres montes de Tharsis, al contrario de lo que ocurre en la Tierra, donde son las placas tectónicas la que se mueven y dar lugar a cadenas de volcanes. El Monte Olimpo, sin embargo, tendría una raíz subterránea menos densa, dado que se formó en una superficie más rígida y no hundió, lo que indica que el calor no era uniforme en la zona. Los tres Montes de Tharsis se encuentran sobre el abultamiento de Tharsis, mientras que el Monte Olimpo está ubicado en una de sus laderas. El mayor espesor de la corteza marciana en el centro del abultamiento podría haber actuado como una capa aislante, aumentando la temperatura y provocando la pérdida de rigidez de la litosfera. En este lugar el magma tuvo que interactuar con los materiales que forman el abultamiento, mientras que en el Monte Olimpo sólo tuvo que atravesar la capa de la corteza sobre la que también se asienta el abultamiento. Esto podría explicar las diferencias en la densidad de los volcanes. Misteriosas espirales También la 'Mars Reconnaissance Orbiter' de la NASA ha detectado, y así lo ha anunciado esta semana en la revista 'Science', que los Valles Athabasca, situados cerca de su ecuador, son fruto de la actividad volcánica. Hasta ahora había una discusión sobre si su origen era la lava o flujos de agua. Vista en la distancia, recuerda a la piel de un elefante, con grandes surcos que, según Andrew Ryan y Philip Christensen, tienen largas espirales, de entre cinco y 30 metros de ancho, que no tienen que ver con el hielo. En total, han identificado 269 espirales que atribuyen a la lava, dado que son muy similares a los que hay en la superficie de las islas de Hawai. Los investigadores también han observado que los Valles Athabasca exhiben señales de fractura y de deriva, sugiriendo que múltiples generaciones de placas estuvieron involucradas en su formación.

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