domingo, 13 de mayo de 2012
El Vesta, de asteroide fósil a embrión de planeta
Nuevas imágenes captadas por el satélite Dawn de la NASA han revelado que el asteroide Vesta, descubierto en 1807 por un médico y físico alemán, es mucho más parecido a la Tierra, a Marte o Venus de lo que se pensaba, por lo que los investigadores que las han analizado creen que podría ser un 'protoplaneta' o, en otras palabras, un planeta embrionario cuyo origen se remonta a los inicios del Sistema Solar.
Los datos de Dawn, cuyo análisis se ha publicado en varios artículos de la revista 'Science', confirman que el Vesta sufrió dos grandes impactos en su hemisferio sur. El satélite, que orbita el asteroide desde julio de 2011, ha enviado más de mil fotografías de su superficie, proporcionando valiosos datos sobre cómo ha sido su evolución.
Uno de los equipos de investigación, del que forma parte Ralf Jaumann, revela que Vesta no es una bola de roca sin más, sino que está lleno de cráteres de todas las formas y tamaños, desde algunos muy pequeños hasta otros gigantescos en su hemisferio sur. Además, tiene grandes canales en torno a la región ecuatorial, grandes montañas y un enigmático material oscuro que se distribuye de forma irregular
Lo que no han encontrado son señales de vulcanismo, como las que buscaba el vulcanólogo David Williams, de la Universidad de Arizona. "Esperábamos que las hubiera por lo que sabíamos de los meteoritos que han llegado a la Tierra y de los modelos previos sobre su formación, pero no la hay, y es una gran sorpresa", señala Williams.
La explicación posible es que ese vulcanismo sólo estuviera activo en los primeros 100 años de la formación del asteroide."Después, su superficie ha sufrido tantos impactos que las huellas de esa posible actividad volcánica han desaparecido", afirma el científico americano.
Composición del asteroide
Su composición también guardaba sorpresa. Como la Tierra o Marte, Vesta contiene materiales basálticos antiguos en la corteza y mucho hierro. Su topografía, con montañas, colinas y canales, son intermedias entre las de un planeta y un asteroide más pequeño, lo que le sitúa en el camino intermedio entre ambos.
Lo más llamativo que ha encontrado Dawn en su superficie es un enorme cráter de 500 kilómetros de diámetro, el 90% del total del diámetro de Vesta, que ha sido bautizado como Rheasilvia. El impacto que lo creo se estima que desprendió el 1% del total de volumen del asteroide.
Otro equipo de investigadores se ha centrado en la descripción geológica de este cráter, para descubrir que en realidad son dos y que el mayor, Rheasilvia, tiene en su centro una montaña más alta que el Everest. En este lugar, se ha detectado material similar a los meteoritos diogenite encontrados en la Tierra. También hay material similar a los meteoritos eucrite y howardite, hallados en nuestro planeta, lo que parece confirmar que Vesta es su fuente originaria.
"Lo normal es ver los planetas o satélites primeros y luego intentar tener muestras geológicas para analizarlas, pero en el caso de Vesta ha ocurrido al contrario gracia a los meteoritos, y ahora hemos conseguido saber que venían de este asteroide", afirma Williams.
Fue el telescopio espacial Hubble el que primero avistó una gigantesca depresión en el polo sur de Vesta, que se atribuyó en un principio a la colisión con un asteroide más pequeño, que ahora han resultado ser dos. Ambos impactos ocurrieron hace 'sólo' entre uno y dos millones de años.
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