viernes, 9 de marzo de 2012

Mutaciones como regates

El virus del sida tiene una habilidad especial para esquivar las defensas del organismo y conseguir así una infección que hasta el momento no tiene cura. El VIH es capaz de eludir los ataques que recibe alterando sus genes. Los expertos han observado que el virus experimenta varias mutaciones durante las primeras semanas, que se pueden observar con bastante frecuencia. Pero, ahora, un estudio sugiere que otros cambios en el genoma del VIH son igualmente importantes aunque no sean tan comunes.

En un símil futbolístico, podemos decir que el éxito del VIH depende tanto de su táctica como de la calidad individual de sus jugadores, si tomamos por jugadores a sus genes. Las mutaciones más frecuentes que experimenta el virus en los primeros compases de la infección son cruciales para evitar los ataques de las células T 'asesinas', del mismo modo que la disposición de un equipo en el campo y sus movimientos con y sin balón lo son para ganar un partido.

Esta 'táctica' se ha observado en numerosos estudios en los que se ha secuenciado el genoma del virus del sida. Cuando éste entra en el organismo, desarrolla mutaciones para escapar de la respuesta inmune, lo que le permite seguir replicándose e infectar más células sin que nuestras defensas sean capaces de controlarlo.

Pero una buena estrategia de equipo no lo es todo. Un trabajo publicado en 'PLoS Pathogens' "sugiere que las variantes menos frecuentes [que aparecen] frente a las respuestas de las células T CD8 también tienen un impacto significativo en el control inmune del VIH".

Son rápidas adaptaciones que hace el virus, como el regate de un jugador para superar a otro, y de ellas depende también el éxito de la infección.

Los autores han sido capaces de detectar estas mutaciones gracias a la adaptación de las técnicas más nuevas de secuenciación genética, que hasta el momento no se habían aplicado en el estudio del VIH. Además de poder identificar estas alteraciones, han observado que la habilidad del virus para escapar rápidamente coincide con el fracaso de los pacientes para controlar la infección en sus primeros estadios.

Esto indica que "limitar la capacidad del VIH para volverse resistente a las primeras respuestas inmunes podría ser una pieza clave de una vacuna efectiva", señala Todd Allen, principal autor y profesor en el Ragon Institute del Hospital General de Massachusetts (EEUU). "Por eso -añade- la clave para controlar a un patógeno tan variable como el VIH podría residir en la habilidad de la vacuna para redirigir las respuestas inmunes hacía regiones más críticas y conservadas del virus que no pueden mutar".

De momento, la vacuna contra el virus del sida sigue siendo una meta lejana, pero comprender cómo evoluciona y cambia cuando infecta por primera vez a un individuo puede ayudar a desarrollarla.

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